ILYASS. ‘Amigos que curan’
El niño marroquí que llega a Montilla para reencontrarse con su familia.
Te voy a contar la historia de Ilyass. Un niño que con solo cuatro años y huyendo de una situación de violencia y de pobreza, cruzó la frontera en los bajos de un coche para reunirse con su familia, que vivía en Montilla. Imagina lo que tuvo que pasar Ilyass en los bajos de ese coche, cuando su única preocupación debería ser jugar, sentirse protegido por su familia y ser feliz, y lo que tenía que estar viviendo para llegar a esa situación desesperada y peligrosa… con sólo 4 años.
Cuando Ilyass llega a Montilla se le acoge en el Hogar de Tardes Mamá Margarita.¡Había tantas cosas que trabajar con él! Que aprendiera el idioma era algo primordial para que pudiera comunicarse y resultaba de vital importancia para su integración en el colegio, pero también había que mejorar su higiene, su comportamiento y, especialmente, había que conseguir que mejorara su estado de salud.
Al poco tiempo una de las educadoras observa que tiene dificultades para controlar la mitad de su cuerpo. No controlaba la mitad de su boca y su brazo y su pierna izquierda estaban como entumecidos. La familia cuenta que es de nacimiento. ¡Nunca ha sido tratado ni diagnosticado! Su educadora de referencia le insiste a la familia en la importancia de tratar el problema y finalmente se encarga de acompañar a la familia a las múltiples visitas a especialistas para conseguir que el niño recibiera un seguimiento médico adecuado.
Desgraciadamente detectan que Ilyass tiene algo grave, una hemiparesia en la parte izquierda de su cuerpo. Había que operarlo y el problema tendría solución, pero antes era necesario que se pusiera una férula en el pie y recibiera rehabilitación de un fisioterapeuta. Iniciando los trámites en el Hogar de Tardes se encuentran con otra dificultad. Ninguna de las dos cosas las cubría la seguridad social, y por tanto imposible de asumir por la familia.
Educadores y voluntarios del grupo de apoyo del Hogar de Tardes se ponen manos a la obra y se consigue que un fisioterapeuta le trate dos veces por semana y que una ortopedia y varios particulares colaboren para que Ilyass pueda llevar su férula en el pie. Todo estaba en marcha y llegó el gran día…
Cuando Ilyass entró en el hospital para que lo operaran no podía dejar de sonreír…su educadora le preguntó, “¿Por qué sonríes tanto?” Y él contestó: “porque en este sitio me van a curar y es tan bonito… ¡me encantan los dibujos de la pared, los miro y me pongo contento!”. La operación fue un éxito. Pero nuevamente, cuando todo parecía empezar a solucionarse Ilyass tendría que vivir nuevos cambios en su corta vida pues, por motivos de trabajo, la familia debía mudarse a otra comunidad autónoma. Su educadora de referencia sabía de la importancia de involucrar a la familia para que recibiera una adecuada rehabilitación y control médico, si no de nada habría servido la operación. Se puso manos a la obra y habló con en centro médico de su nueva ciudad y desde aquí se gestionó una silla de ruedas y una rehabilitación.
Ilyass se ha recuperado bastante bien tras la operación, está felizmente integrado en el colegio, tiene muchos amigos, ha adquirido buenos hábitos de higiene y goza de buena salud como cualquier otro niño de su edad.