La escuela de verano del Hogar de Tardes Mamá Margarita ha llegado a su fin un año más. Tras 5 semanas de convivencia y diversión. Tal y como nos gusta hacer en estos meses, nuestras puertas se abren a nuevos participantes que no han estado durante el curso. Este año, finalmente, han sido más de 40 niños y niñas de infantil y primaria los que han aprendido día a día lo que significa “Mirar con el Corazón”, que ha sido nuestro lema estrella e hilo conductor.
La pedagogía de emergencia nos ha seguido acompañando, no solo en las actividades desarrolladas, sino al empezar y acabar la mañana con un círculo de apertura y de cierre para despertar el pensar, el sentir y la voluntad.
La escuela, que este año ha vuelto a formar parte del programa “Diveracción” de Educo, se ha estructurado en torno a 4 temáticas básicas:
Hábitos de vida saludable: Hemos aprendido lo importante de comer sano, cuidar nuestra salud, descansar bien o hacer ejercicio. Y, como aprender jugando es la mejor forma de aprender, lo hemos hecho a través de juegos, recetas riquísimas (como hamburguesas de calabacín o brochetas de fruta), hemos fabricado nuestra pirámide de los alimentos, recordado la importancia de cuidar nuestros dientes y hasta hemos hecho nuestra propia versión de los Juegos Olímpicos entre otras muchas cosas.
La segunda semana fue para trabajar las emociones, para recordar que no hay emociones buenas ni malas, que lo importante es reconocerlas y gestionarlas. Para aprender a respetar aquello que sentimos tanto nosotros como los demás. Para vivirlas a través de la música, la acuarela o el teatro.
En la tercera semana tocó trabajar el buen trato y la resolución positiva de los conflictos. Aprender la palabra asertividad y que todos tenemos unos derechos básicos que merecen ser respetados. Por ello, aprendimos e incorporamos herramientas para la resolución positiva de los conflictos. Además, los niños aprendieron a detectar situaciones de violencia e identificar los espacios de protección a los que poder acudir si se sienten en peligro.
Para acabar el mes, recordamos el derecho que todo niño y niña tiene a participar, a ser escuchado y tenido en cuenta. Conocimos un poquito más del Barrio de las Casas Nuevas, analizamos sus carencias e hicimos propuestas de mejora. También visitamos el Castillo de Montilla y nos empapamos de su historia.
Además de estos talleres, en nuestros veranos no faltan las piscinas, miles de juegos de agua, manualidades que, además de desarrollar la creatividad, contribuyen a la mejora de la autoestima de que aquellos que las realizan y gymkanas llenas de pruebas que nos invitan a superarnos y nos enseñan a cooperar y trabajar en equipo.
Y por supuesto, y gracias a Educo y sus becas comedor, un año más hemos podido ofrecerles a todos un almuerzo sano y equilibrado que complementa nuestro tradicional y consistente desayuno de leche, fruta y bocata.
¿Se le puede pedir más a un verano en familia?
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