¿Como podría haber PAZ en el mundo?
Durante nuestras habituales buenas tardes, todos y todas podemos expresarnos y comunicarnos con nuestros compañeros y compañeras y educadoras. En ella, contamos que tal nos ha ido el día, si hay algo que nos está poniendo triste, o todo lo contrario.
Pero este día había algo que les afligía y era la guerra entre Rusia y Ucrania. Nuestras niñas y niños no entendían como podía haber guerra en el mundo, si las cosas se podían solucionar hablando. ¿Es que nadie les había enseñado eso? Porque a ellas y ellos ¡Si! ¿Y porque no se daban un buen abrazo y se perdonaban? A nadie le gusta estar enfadado… ¿es tan difícil?
Entonces fue cuando decidieron que debían hacer algo. ¿que podemos hacer para que consigamos que los presidentes de ambos países hablen y solucionen sus problemas sin pelear?
Después de varias ideas y soluciones, encontramos una genial. Escribiremos una carta para los dos, y les ayudaremos.
Rápido y veloz nos dirigimos a nuestros pupitres para escribirlas. Tenían grandes ideas y os voy a resumir varias que dejaron en sus cartas con tantas ganas de solucionar el problema:
– Se arreglan las cosas hablando, no tirando bombas nucleares.
– No nos gustan las peleas
– Si tiramos bombas, nos quedamos sin personas, sin cosas, sin ríos, sin árboles y nos quedamos sin oxígeno y sin respirar
– Si los árboles se queman no hay vida
– Si hay guerra los niños de esos países no irán al cole y no aprenderán…
– La guerra es malvada y mala
– Mi idea es que los presidentes hablen y solucionen los problemas hablando, no gritando ni peleando. Eso nos lo enseñan en el hogar, ¿es que allí no hay hogar de tardes?
– Queremos paz
Reunimos todas las cartas y las juntamos en un sobre. Que se preparen esos presidentes, que va el Hogar de Tardes Mama Margarita para allá, y no vamos a parar hasta que esta guerra se acabe. Estamos totalmente de acuerdo con ellos y ellas, no queremos guerra y pensamos que todo se puede solucionar hablando.
Qué bonita sería la vida si pensásemos a veces un poquito más como nuestros niñas y niños, ¿no creéis?
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