Una vez más, la tarde de Halloween transformamos el hogar de tardes en algo terrorífico. Es una festividad que se está arraigando con el tiempo en nuestro país y a nuestros niños y niñas les encanta. Acuden todos disfrazados y sin saber que cosas haríamos esa tarde.
Lo primero fue maquillarlos y pintarles las caras para que dieran miedo, y disfrazar a quien quiera y no venía disfrazado. Fue divertidísimo hacer los pinta caras con sus monstruos preferidos.
Mas adelante, comenzaba la fiesta. Teníamos todo preparado en el aula para que no faltase de nada, aperitivos, bocadillos, bebidas, música y una decoración terrorífica.
Como guinda del pastel, acabamos con un pasacalle del terror, donde por parejas, debían pasar y realizar las pruebas sin intentar asustarme mucho con nuestras sorpresas.
Todos se fueron a casa después de haberse divertido muchísimo, con una bolsa de chuches de regalo y con una experiencia inolvidable que recordaran durante mucho tiempo.
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