El Hogar de Tardes Mamá Margarita ante el COVID-19

Hogar de tardes Mamá Margarita

A pesar de que la crisis del coronavirus COVID-19 ha hecho que las puertas del Hogar de Tardes Mamá Margarita se cierren este trimestre antes de tiempo, las educadoras seguimos trabajando para hacer valer los derechos de la infancia.

Como tantas ONG, la Fundación Social Universal y todos sus proyectos, han tenido que cerrar sus puertas para preservar la salud de sus trabajadores y voluntarios, y particularmente de los colectivos a los que prestan sus servicios.

Pero, las educadoras del Hogar de Tardes, al igual que el resto de compañer@s, seguimos trabajando a puerta cerrada y, sin perder nunca de vista la defensa de los valores de la infancia, nuestro quehacer diario en estas semanas se ha reinventado.

A total disposición de las familias y los niños y niñas a los que atendemos, nos pasamos el día entre pantallas de ordenadores, llamadas, videollamadas y mensajes de whatsApp. Coordinándonos con Servicios Sociales para asegurarnos que las necesidades básicas de todos quedan cubiertas, hablando con las familias y dándoles calma, apoyo, recursos o lo que cada una necesite. También estamos atendiendo tareas escolares a través de la coordinación con maestros y profesores (maravillosos y que se lo están currando un montón), grupos de whatsApp, plataformas educativas o videollamadas, siendo enlace entre los que no tienen acceso a las nuevas tecnologías y el sistema educativo. Y es que cómo dice César Rendueles -ensayista, filósofo y profesor de sociología en la UCM-, “Un hecho bien conocido en sociología de la educación es que los deberes aumentan la desigualdad. Los deberes benefician a los estudiantes con la capacidad para estudiar autónomamente y deja completamente descolgados a los que más ayuda necesitan. El papel de las familias es crucial, en ese sentido. Aquellos estudiantes cuyos padres tienen conocimientos y tiempo para ayudarles tienen una ventaja enorme. El confinamiento ha hecho que la educación consista sólo en deberes. Así que creo que no es muy aventurado suponer que en este periodo las desigualdades se agravarán. Habrá niños que avanzarán más que si hubieran ido a clase. Y otros se habrán quedado mucho más descolgados de lo que ya estaban”.
Además, no podemos perder de vista que el confinamiento tiene un fortísimo sesgo de clase. Mientras hay familias que están pasando estos días en casas amplias y con espacios abiertos, hay otras muchas viviendas muy pequeñas, sin luz exterior, en las que a veces conviven muchos miembros de la familia y en las que no existen espacios para la intimidad, el retiro, o simplemente para hacer los deberes.

En el Hogar de Tardes siempre hemos presumido que somos como una gran familia y, aunque no nos podamos ver, abrazar o besar en estos días en los que tanto lo necesitamos, estamos y estaremos ahí para escuchar a todo aquel que lo necesite y para intentar, en la medida de nuestras posibilidades, solucionar las demandas que nos planteen.

Ánimo chic@s, porque #estevirusloparamosunidos, #yomequedoencasa

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